INSTITUTOS UNIVERSITARIOS

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Gracias a Dios Todopoderoso, a mi Madre Felipa García, a mi Familia y a estos Institutos por mi Formación Académica.

viernes, 12 de junio de 2015

A 185 AÑOS DE LA MUERTE DEL ABEL DE AMÉRICA


A 185 AÑOS DE LA MUERTE DEL ABEL DE AMÉRICA


"¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel!... La bala cruel que le hirió el corazón, mató a Colombia y me quitó la vida". Exclamación de Bolívar ya enfermo en la Costa del Atlántico al conocer la noticia.


Antonio José de Sucre y Alcalá, mayormente conocido como el Gran Mariscal de Ayacucho fue un político, estadista y militar venezolano nacido el 3 de febrero de 1795 en Cumaná. Fue un prócer de la independencia así como ex-presidente de Bolivia y Perú, General en Jefe del Ejército de la Gran Colombia y Comandante del Ejército del Sur. Era hijo de una familia acomodada de tradición militar y su padre fue coronel del Ejército realista. Fallece vilmente en las montañas Berruecos, Colombia, el 4 de junio de 1830.


Debemos destacar que Sucre logro con la Batalla de Ayacucho la gran victoria de los independentistas, ya que esto significó la desaparición del último virreinato que seguía en pie en Perú y además puso fin al dominio colonial español en Sudamérica. Bolívar redactó y publicó en 1825 su resumen sucinto de la vida de Sucre y no escatimó elogios ante la hazaña de su fiel lugarteniente expresando: "La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina". Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando a los americanos el ejercicio de sus derechos, y el imperio sagrado de la naturaleza… Usted está llamado a los más altos destinos, y yo preveo que Usted es el rival de mi Gloria”. El Congreso de Colombia lo nombro General en Jefe y el de Perú el grado de Gran Mariscal.


El asesinato de Sucre fue como una “Crónica de una muerte anunciada”, ya que el mismo fue planificado y ejecutado con alevosía, ensañamiento, ventaja y premeditación. En Buenaventura lo esperaba el general Pedro Murgueitio; en la vía de Panamá lo acechaba el general Tomás Herrera y desde Neiva lo vigilaba el general José Hilario López. Fue enterrado 1832 en la capital ecuatoriana y posteriormente en la Catedral Metropolitana de Quito. En su honor bautizaron una ciudad de Bolivia, el estado donde nació, varios municipios en el país, un departamento de Colombia y la moneda del Ecuador.


Historia al Día




Publicado en el Yaracuy al Día el Viernes 13 de Junio de 2015. Página 6. 


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