INSTITUTOS UNIVERSITARIOS

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Gracias a Dios Todopoderoso, a mi Madre Felipa García, a mi Familia y a estos Institutos por mi Formación Académica.

domingo, 8 de abril de 2012

JESUCRISTO UN HOMBRE SIN IGUAL (PARTE VI Y FINAL): ¿LA IGLESIA SOBRE QUÉ PIEDRA?.

 
Recordemos que Pedro por la fe le dijo a Jesús: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo» y él le replico diciendo «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto, la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos» pues Pedro lo dijo antes que Jesús muriera Crucificado, luego le dijo: Tú eres Pedro, y sobre esta Piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del Hades (Seol: Región de los muertos) no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedara atado en los Cielos, y lo que desates en la tierra quedara desatado en los Cielos en Mateo 16: 13-20, lo cual fue Profetizado en el Antiguo Testamento según Isaías 22: 22. Además, Pedro era uno de los tres discípulos íntimos que junto a Santiago y Juan, después fueron testigos de la Transfiguración de Jesús en Marcos 9: 2-8. Ahora bien, los Católicos dicen que Pedro es el primer Papa, aunque si es la primera Piedra con la que se construyó la fe Cristiana, y no se debe tomar tan literalmente diciendo que es el primer Papa de la Iglesia Romana, pues pregunto a los Teólogos Letrados de esta época, en que libro está escrito cuando Pedro designo antes de su muerte a su predecesor y porque estos como Pedro y Jesús, no han vivido humildes y sin tantos Honores Humanos, ya que sus predecesores ahora ostentan grandes títulos: Obispo de Roma, Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro, Siervo de los Siervos de Dios, Santo Padre, Sumo Pontífice y hasta el de Jefe de Estado.

Continuando con Hechos de los Apóstoles, del que se dice es El Libro de los Orígenes del Cristianismo, Pedro dice: Él (Jesucristo) es la piedra que vosotros, los constructores,  habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular. Entonces la Piedra es un hombre como Pedro o la fe en el nombre de quien se encuentra la Salvación, “Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Hechos 4:11-12). Así notamos que el Cristianismo comenzó, como un Movimiento Religioso dentro del Judaísmo, y así lo consideraron también las Autoridades Romanas durante muchas décadas. La tradición afirma que el mismo Pedro, fundó la Iglesia Cristiana en Roma. Otro de los personajes más importante de los primeros tiempos del Cristianismo fue Pablo de Tarso, originalmente Saulo, su nacimiento fue entre los años 5  y 10 d. C., en Tarso (actual Turquía) y murió en el año 67 en Roma, no perteneció al Círculo de Apóstoles de Jesucristo y se convirtió al perseguir Cristianos cerca de Damasco, cuando lo envolvió una luz caída del Cielo que le cegó hasta que un discípulo llamado Ananías le impuso las manos, lo bautizo, recibió el Espíritu Santo y predicó por primera vez allí.

Pablo se acercó a los no Judíos y transformó el Cristianismo de una Secta Judía en un Movimiento Religioso más amplio. Es llamado el “Segundo Fundador del Cristianismo”. Pablo fue muy influido por la Cultura Griega Helenística. Creía que el mensaje de Cristo debería ser predicado no sólo a los Judíos, sino a los Gentiles (los no Judíos). Pablo fue pionero en la fundación de Comunidades Cristianas a todo lo largo de Asia Menor y en las Costas del Mar Egeo. Proveyó un fundamento universal para la difusión de las ideas de Cristo. Enseñó que Cristo era, en efecto, un Dios Redentor, el Hijo de Dios que había venido a la Tierra para salvar a todos los seres humanos pecadores, de hecho, a causa del pecado original cometido por Adán al desobedecer a Dios y que con su muerte, Cristo había expiado los pecados de la humanidad y había hecho posible que todos los hombres y mujeres experimentaran un nuevo comienzo con la posibilidad de la salvación personal con sólo aceptar a Cristo como su Salvador.

Algunos Romanos pensaron que los Cristianos eran excluyentes en exceso pues no aceptaban a otros Dioses y, en consecuencia, se abstenían de asistir a los festivales públicos que honraban a esas Deidades y no le rendían Culto a los Emperadores Romanos. En el siglo IV, el Cristianismo prosperó como nunca antes y Constantino el Grande (Nació en Naissus la actual Ciudad de Niš el 27 de Febrero de 272 y murió en Nicomedia, Bitinia y Ponto el 22 de Mayo de 337) desempeño una función importante ya que le apoyo aparentemente desde el año 312. Esto debido a que cuando su ejército debía librar una batalla crucial contra Majencio en el Puente Milvio, que cruzaba el río Tiber al norte de Roma, de acuerdo con una Historia Tradicional, al entrar en una batalla decisiva tuvo la visión de una Cruz Cristiana con la Leyenda: “Con este signo, Vencerás”. Luego, habiendo ganado la batalla, Constantino se convenció del Poder del Dios Cristiano. No fue bautizado sino hasta el final de su vida y en el año 313 promulgó el famoso Edicto de Milán, por el que oficialmente se toleraba la existencia del Cristianismo y le entregó un Palacio Romano al Papa Silvestre I.

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