INSTITUTOS UNIVERSITARIOS

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Gracias a Dios Todopoderoso, a mi Madre Felipa García, a mi Familia y a estos Institutos por mi Formación Académica.

domingo, 8 de abril de 2012

JESUCRISTO UN HOMBRE SIN IGUAL (PARTE I): ¿TUVO REALMENTE UN JUICIO RELIGIOSO O POLÍTICO?.

El SANEDRÍN es un término Griego que data de la Época Helenística, concepto que se remonta al Antiguo Testamento. En la Torá, Dios ordena a Moisés: "Reúneme setenta ancianos de Israel, de los que te consta que son ancianos y escribas del pueblo. Llévalos a la Tienda del Encuentro y que estén allí contigo" (Números 11:16). Ancianos en el sentido de ser unos representantes y líderes “oficiales” en la nación de Israel, pues también se dice que Moisés murió anciano. Es a partir de este punto, según lo sostiene la Tradición Rabínica Clásica, que el Sanedrín comenzó: Con los setenta ancianos, encabezados por Moisés, para un total de setenta y uno. A medida que los miembros del Sanedrín fallecían, o dejaban de ser aptos para el servicio, nuevos miembros eran sometidos a ordenación. Estas continuaron en forma ininterrumpida desde Moisés a Josué hijo de Nun (Dios mando a Moisés a "Poner las manos", figura que implica un acto de "ordenación", semijá, unción, nombramiento. Deuteronomio 34:9) y de este a algunos ancianos y Profetas (Como Esdras y Nehemías).

Con excepción de los sábados y los días sagrados, contrario a Jesús que hacia un milagro indiferentemente del día, el Sanedrín se reunía en este tiempo todos los días en su sala de reuniones. Las sesiones se extendían desde la hora del sacrificio matinal hasta la ofrenda de la tarde, así que solo se celebraban juicios durante el día. Además las sentencias de muerte no se dictaban el mismo día del juicio, sino el siguiente, y estos casos no se juzgaban en la víspera de un sábado ni de una fiesta. También se advertía seriamente a los testigos sobre la gravedad de derramar sangre inocente de acuerdo con las Leyes Judías. El Talmud dice que los juicios que implicaban la pena de muerte no se celebraban de forma apresurada, como a mi parecer sucedió con el de Jesús, esto debido a que los jueces hacían todo lo posible por salvar al acusado. El Sanedrín, si bien poseía una injerencia importante en algunas de las decisiones del Imperio Romano, no podían condenar a nadie a pena de muerte.

Nicodemo -“Un Gobernante de los Judíos”- visitó a Jesús al amparo de la noche y luego lo defendió ante los Fariseos (Tenían el control del Judaísmo Oficial y transformaron el Culto haciéndolo en Sinagogas) con este argumento: “Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace”. Además, tras su muerte donó “una mezcla de mirra y áloes” con el fin de preparar el cuerpo para su entierro (Juan 3:1, 2; 7:50-52; 19:39). Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del Sumo Sacerdote Caifás (según el Evangelio de Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín y se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados.

Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: «Tú lo has dicho», y él se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una Blasfemia. Luego los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del Sumo Sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces y al instante canto un gallo, como Jesús le había Profetizado a él en la Última Cena, y arranco a llorar amargamente (Mateo 26: 32-35, 57-75; Marcos 14: 53-72; Lucas 22: 54-62, 66-71; Juan 18:12-27).

Según el Evangelio de Lucas, Jesús se presentó también ante Herodes Antipas o El Tetrarca (Judea, 20 a. C. – Lyon, 39 d. C. De la jurisdicción de Galilea y Perea)  pues Poncio Pilato -Quinto prefecto de la Provincia Romana de Judea entre los años 26 y 36 d.C.- no le encontró culpa alguna y supo que Jesús era de Galilea. Allí sufre sus burlas al no darle un milagro y lo remite nuevamente a Pilatos (Lucas 23:2–12). Este encuentro no lo relata ninguno de los otros Evangelistas y además dice que Herodes y Pilatos eran enemigos antes del juicio de Jesús.

Publicado en el Yaracuy al Día el Sábado 7 de Abril de 2012. Página 6.

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