INSTITUTOS UNIVERSITARIOS

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Gracias a Dios Todopoderoso, a mi Madre Felipa García, a mi Familia y a estos Institutos por mi Formación Académica.

sábado, 26 de julio de 2014

UN NIÑO LLAMADO SIMÓN LA LIBERTAD NOS DIO


"Un barrilito de pólvora", le llamó su enérgico tutor Miguel José Sanz. "¡Huya, porque puedo quemarlo!", le respondió el niño Simón.


Un jueves de vigilia en la noche del 24 de julio de 1783, nació Simón Bolívar en la mansión familiar de la plaza de San Jacinto, a cinco cuadras de la catedral, en la ciudad de Santiago de León de Caracas, que así se llamaba entonces y que alberga unos 40.000 habitantes. Su padre, don Juan Vicente de Bolívar y Ponte (1726-1786) era Procurador General de Caracas, Administrador de la Real Hacienda; Corregidor de La Victoria y San Mateo y, ese mismo año, jefe con el grado de coronel del Batallón de los valles de Aragua de las milicias regladas y comandante de la Compañía de volantes del río Yaracuy, lo que ejercía a través de un oficial nombrado por él; era, además, regidor del Cabildo, cargo que los Bolívar desempeñaban a perpetuidad. 


Su madre, doña María de la Concepción Palacios y Blanco (1758-1792), era descendiente de Francisco Infante, uno de los que acompañaron a Diego Losada en la fundación de Caracas, una "agraciada mujer, educada y muy sociable", a la vez que diligente y hábil en el manejo de los bienes familiares. Los dos pertenecían al estamento noble de Venezuela, con tradiciones de burgueses con riqueza, bienestar y preeminencia social.

Además eran dueños de las minas de cobre de Cocorote, del señorío de Aroa, de la hacienda de añil en el valle de Suata, de los hatos de ganado del Totumo y Limón en los Llanos y de la propia casona donde nació Simón Bolívar. Al enviudar, la madre adquiere todavía más: una hacienda de cacao en Tacarigua, otra en Guacarapa y una finca en Chacao, donde inicia una plantación de café.

Con dispensa del obispo, el niño Bolívar fue bautizado en su casa natal por su tío el padre Jerez, con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad (a los nombres de antepasados se sumó el de la Trinidad, la advocación de su capilla en la catedral). 


La historia dice que fue su nodriza de leche doña Inés Mancebo una dama cubana, esposa de Fernando de Miyares, más tarde gobernador de Maracaibo y gobernador general de Venezuela.


No obstante, su ama de cría fue la esclava negra Hipólita de la hacienda de San Mateo, al lado de ella estaba también la negra Matea, aya o niñera del Libertador, apenas diez años mayor que él, para atenderle y compartir sus juegos; ella vivió largos años en San Mateo donde presenció el ataque de José Tomás Boves a la hacienda y el sacrificio de Antonio Ricaurte en 1814, y entró del brazo del presidente Antonio Guzmán Blanco cuando los restos del Libertador fueron trasladados al Panteón Nacional de Caracas en 1876.



Con el capuchino Francisco de Andújar cursó matemáticas, física y topografía. Guillermo Pelgrón docente de la Escuela Pública de Caracas le enseñó latinidad. El tío Carlos le enseño las nociones fundamentales de escritura, lectura, aritmética e historia, proporcionándole preceptores excepcionales. 


Andrés Bello, apenas dos años mayor que el Libertador, le enseñó primeras letras, aunque no logró adelantos en ortografía. Pero Simón Rodríguez, el revolucionario preceptor que practicaba apasionadamente las ideas pedagógicas del Emilio de Rousseau, influyo en él las ideas de Libertad, y él siendo una persona libre de cualquier pensamiento pudo dársela a la patria. 


Historia al Día




Publicado en el Yaracuy al Día el Sábado 27 de Julio de 2014. Página 6. 

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