INSTITUTOS UNIVERSITARIOS

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Gracias a Dios Todopoderoso, a mi Madre Felipa García, a mi Familia y a estos Institutos por mi Formación Académica.

jueves, 17 de diciembre de 2015

185 AÑOS DE LA MUERTE DE NUESTRO LIBERTADOR



"Me senté en la cabecera, teniendo en mi mano la del Libertador, que ya no hablaba sino de modo confuso. Sus facciones expresaban una perfecta serenidad; ningún dolor o seña de padecimiento se reflejaban sobre su noble rostro. Cuando advertí ya la respiración se ponía estertorosa, y el pulso trémulo, casi insensible, y que la muerte era inminente, me asomé a la puerta del aposento, y llamando a los generales, edecanes y los demás que componían el séquito de Bolívar: "Señores, exclamé, si queréis presenciar los últimos momentos y el postrer aliento del Libertador, ya es tiempo". Narración de Reverendo.


Simón Bolívar, libertador de Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, murió el 17 de diciembre de 1830 en Santa Marta, Colombia, a la 1:03:55 de la tarde (hora de Colombia), a causa de pulmonía severa.


Se cuenta que dos cosas tenía en mente Bolívar: O irse a Inglaterra a recobrar su salud y escribir sus memorias o comenzar a trabajar para recuperar la unión Gran Colombiana. Sin embargo, su salud se había empeorado mucho. Sale de Bogotá y no falta quien le grite: “¡Longaniza!” (Longaniza era un loco que mendigaba por las calles de la ciudad).


Ya en Cartagena, el 1 de julio, se entera del Asesinato de Antonio José de Sucre y para el 1º de diciembre había llegado a Santa Marta y el general Mariano Montilla, quien era uno de los pocos que lo acompañaban, contrató a un médico francés, Alejandro Próspero Reverend, quien por más que se le insistió se negó rotundamente a cobrar honorarios por atender a Bolívar. El 2 de diciembre, el doctor Reverendo escribió sus primeras impresiones, y decía: “Las frecuentes impresiones del paciente indicaban padecimientos morales. Finalmente, la enfermedad de S. E. me pareció ser de las más graves, y mi primera opinión fue que tenía los pulmones dañados".  Al otro día escribe: “duerme solamente dos o tres horas a prima noche, y el resto lo pasa desvelado, y como con pequeños desvarío".


Un español, Joaquín de Mier y Benitez, le ofrece su casa en la Hacienda de San Pedro Alejandrino, ubicada en las afueras de Santa Marta, para que se recupere de sus males. Llegó a la hacienda un poco mejor pero el día 8 tuvo una recaída. Ese día, Reverendo escribe: "El enfermo disimula sus padecimientos, pero estando solo da algunos quejidos". El día 10 Bolívar le pide al médico que le hable francamente y éste le dice que no cree que pueda salvarse. Bolívar le dice: “¿Y ahora, cómo salgo yo de este laberinto?” Se decide entonces escribir su última proclama y su testamento.



El día 11 escribe su última carta. Va dirigida a Justo Briceño, y le pide que se reconcilie con Rafael Urdaneta para salvar la Unión de la Gran Colombia. El día 17 fue rodeado el lecho del ilustre enfermo, y a los pocos minutos exhaló su último suspiro. José Palacios, su mayordomo, llorando en un rincón de la habitación exclamó: “¡Se me murió mi señor!”. El general Montilla no pudo contener el llanto y exclamó: "¡Ha muerto el Sol de Colombia!”. Desenvainó su espada y cortó el cordón del péndulo que marcaba la hora, el cual se quedó para siempre marcando la 01:03:55 de la tarde.  Le colocaron una camisa que no era de él y expreso muy tristemente que: “Bolívar nació rico y murió pobre, ahora irónicamente muchos en su nombre, nacieron muy pobres y ahora viven y mueren ricos”.



Historia al Día










Publicado en el Yaracuy al Día el Jueves 17 de Diciembre de 2015. Página 6.

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