INSTITUTOS UNIVERSITARIOS

INSTITUTOS UNIVERSITARIOS
Gracias a Dios Todopoderoso, a mi Madre Felipa García, a mi Familia y a estos Institutos por mi Formación Académica.

domingo, 8 de abril de 2012

JESUCRISTO UN HOMBRE SIN IGUAL (PARTE V): ¿LA RESURRECCIÓN ES UN ACTO DE FÉ?.

 
El Evangelio de Juan presenta la persona y el mensaje de Jesús de un modo bastante distinto de los Evangelios Sinópticos tanto en contenido como en su lenguaje, en este Evangelio la muerte de Jesús coincide con la Pascua Judía. Además aquí, María Magdalena fue sola al sepulcro muy de madrugada y descubrió que la piedra había sido removida y luego corrió en busca de Pedro y del «Discípulo a quien Jesús amaba» para avisarles (Jn 20: 1-2). Los dos corrieron hacia el sepulcro. El discípulo amado llegó primero, pero no entró en el sepulcro y Pedro entró primero y vio los lienzos y el sudario, pero no el cuerpo. El otro discípulo entró después «y vio y creyó» (Jn 20: 3-10). Magdalena se quedó afuera y se le aparecieron dos ángeles vestidos de blanco y le preguntaron: «Mujer, ¿Por qué lloras?», y ella contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto», se volvió hacia atrás, y vio a Jesús resucitado, quien le preguntó a su vez por qué lloraba. Magdalena lo confundió con el encargado del huerto, y le preguntó dónde había puesto a Jesús y él le llamó «María», y ella lo reconoció, respondiendo: «¡Rabbuní!» que quiere decir Maestro. Jesús le pidió que no lo tocara, ya que aún no había subido al Padre, y pidió que avisara a sus hermanos. María fue a anunciar lo ocurrido a los discípulos (Jn 20: 11-18).

Ese mismo día, por la tarde, Jesús se apareció en el lugar en que los discípulos se encontraban ocultos por temor de los Judíos y les saludó diciendo «La paz con vosotros», les mostró la mano y el costado y soplando, les envió el Espíritu Santo. Uno de los discípulos, Tomás, no estaba con el resto cuando tuvo lugar la aparición, y no creyó que el aparecido fuera realmente Jesús (Jn 20: 19-25). Ocho días después, Jesús volvió a aparecerse a todos los discípulos, incluido Tomás y para vencer su incredulidad, Jesús le dijo que tocara su mano y su costado, así Tomás creyó en él (Jn 20: 26-29). Juan reafirma que los fieles deben creer no por haberlo visto sino por testimonio de lo escrito. Más adelante, Jesús volvió a aparecerse a siete de sus discípulos cuando estaban pescando junto al Mar de Tiberíades y no habían pescado nada; les pidió que volvieran a echar la red y la sacaron llena de peces. Lo reconocieron, y comieron con él panes y peces (Jn 21: 1-14). Tras esto, se relata una conversación entre Jesús y Pedro, en la que interviene también el «Discípulo amado»  y le dice que apaciente sus ovejas e incluso la clase de muerte con la que glorificara a Dios (Jn 21: 15-23).

En Hechos de los Apóstoles empieza diciendo que Pedro y Juan estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos (miembros de la clase alta de la sociedad Judía de esa época que rechazaban a los ángeles, el alma y  la resurrección), indignados porque enseñaban al pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos. Les echaron mano y les pusieron bajo custodia hasta el día siguiente, pues caía la tarde. Sin embargo, muchos de los que habían oído el discurso creyeron; y el número, contando sólo los hombres, llego a unos cinco mil. Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los jefes, los ancianos, los escribas, el sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatán, Alejandro y los otros miembros de la familia del Sumo Sacerdote. Hicieron que Pedro y Juan comparecieran ante ellos y comenzaron a interrogarlos: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros?», Pedro lleno del Espíritu Santo  les respondió diciendo: Jefes del pueblo y ancianos, puesto que con motivo de una obra buena realizada en un enfermo se nos interroga hoy por quien ha sido curado, sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros (Hechos 4:1-10). Pedro se dice que es el primer Papa  (Acrónimo del latín Petri Apóstoli Potestatem Accipiens: ‘El que sucede al Apóstol Pedro’. Se abrevia P. ó PP.) de la Iglesia Cristiana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario