A pesar de que en 1616 el Santo Tribunal hace un análisis de la Teoría Heliocéntrica expuesta por Nicolás Copérnico que nació en Toruń, Prusia, Polonia el 19 de Febrero de 1473 y murió en Frombork, Prusia, Polonia el 24 de Mayo de 1543. Fue un Astrónomo Polaco del Renacimiento que estudió la Teoría Heliocéntrica del Sistema Solar, concebida en primera instancia por Aristarco de Samos (310 a. C. - 230 a. C. Fue un Astrónomo y Matemático Griego, nacido en Samos, Grecia) quien es la primera persona, que se conozca, que coloca el Sol, y no la Tierra, en el Centro del Universo conocido. Copérnico fue además Matemático, Jurista, Físico, Clérigo Católico, Gobernador, Administrador, Líder Militar, Diplomático y Economista.
Su teoría empezaba a tener mucha fama en el ámbito Científico, Filosófico
y Teológico y aunque de acuerdo a la experiencia cotidiana y por ciertos
fragmentos de la Sagrada Biblia, se llegó a la conclusión de que esta teoría no
era herética, sino contraria a las Escrituras y falsa en la Filosofía. El Papa Urbano VIII (Maffeo Barberini, que nació en Florencia en Abril de 1568 y murió en Roma el 29 de Julio de 1644. Papa
nº 235 de la Iglesia Católica entre 1623 y 1644), quien era un antiguo amigo de
Galileo y que incluso antes de subir al trono pontificio le escribió un poema
en su honor titulado Adulatio Perniciosa. Galileo le retribuyó este acto
con la dedicación de su libro Il Saggiatore. Sin embargo en 1630, después de
la difusión de la obra magna de Galileo Dialogo
Sopra I Due Massimi Sistemi del Mondo,
Urbano VIII cambió radicalmente su postura hacia el Sistema Copernicano, debido
a que algunos de sus consejeros apelaban a la idea de que "Simplicio"
el personaje necio e ignorante de la obra, defensor de las ideas Aristotélicas,
fue creado por Galileo para ridiculizarlo a él mismo.
Urbano VIII estuvo presente en el juicio que se siguió contra Galileo el
23 de Septiembre de 1632 y el 22 de Junio de 1633 y que fue dirigido por la Santa Inquisición Romana, es decir, las autoridades
seculares encabezadas por el Cardenal Belarmino y en la cual Galileo se vio
obligado a retractarse de sus tesis sobre el Heliocentrismo bajo amenazas de
tortura si no lo hacía.
Desde
la publicación de la documentación completa del juicio contra Galileo en 1870,
toda la responsabilidad de la condena ha recaído tradicionalmente sobre la
Iglesia Católica, encubriendo la responsabilidad de los profesores de Filosofía
que persuadieron a los Teólogos de que los descubrimientos de Galileo eran
heréticos. A pesar de todo se recuerdan aun las palabras que según la leyenda
pronuncio Galileo al concluir su abjuración, el cual refiriéndose al Movimiento Terrestre murmuro según Giuseppe
Baretti (Escritor y crítico de la Ilustración italiana): Eppu, si muove (y a pesar de todo, se mueve). Otros como Stillman
Drake no creen que este haya pronunciado esas palabras en ese momento sino después,
pues esto significaría que Galileo hubiera corrido con la misma suerte de Bruno, morir en las manos del Martillo de herejes.
El Papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores que
hubieran cometido los hombres de la Iglesia a lo largo de la historia y en el
caso de Galileo propuso una revisión honrada y sin prejuicios que en 1979 que
se encargara de estudiar la controversia de Claudio Ptolomeo (Siglo II.
Astrónomo, Matemático y Geógrafo Griego. Geocentrismo, Teoría Astronómica que
sostenía que la Tierra era el Centro del Universo)-Nicolás Copérnico
(Heliocentrismo) durante los siglos XVI-XVII, pero considerando que no era una rehabilitación.
La comisión se nombró en 1981 y dio por concluidos sus trabajos en 1992, repitiendo
una vez más que la tesis de Galileo carecía de argumentos Científicos para
demostrar el Heliocentrismo y sostuvo la inocencia de la Iglesia como
institución y la obligación de Galileo de prestarle obediencia y reconocer su
magisterio, justificando la condena y evitando una rehabilitación plena.
Publicado en el Yaracuy al Día el Viernes 13 de Abril de 2012. Página 6.
Publicado en el Yaracuy al Día el Viernes 13 de Abril de 2012. Página 6.
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