Castro al igual que cualquier gobernante autoritario expreso que “En Cuba no hay opositores, solo contrarrevolucionarios pagados por los EE. UU”, tal vez usando la siguiente frase del ministro de Información y Propaganda de Adolfo Hitler, Joseph Goebbels: “Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores y hacer que nuestros simpatizantes se lo repitan en todo momento (…) Una mentira repetida mil veces termina creyéndose como verdad".
Debido a estas medidas implementadas por la “revolución” se produce un embargo que no solo impide que las empresas estadounidenses hacer negocios en Cuba, sino que también prohíbe a los estadounidenses viajar a la isla o gastar dinero como turistas, lo cual fue llamado ¿Bloqueo?.
Pero como un tiempo después, Cuba firmaría un acuerdo comercial con la entonces Unión Soviética, en la que la isla veía oportunidad de ayuda para la “revolución”, originando que las relaciones entre EE.UU. y la isla permanezcan congeladas a lo largo de la Guerra Fría, inclusive aún más tensas durante la Crisis de los Misiles en 1962.
Destaquemos que Castro no solo intervino a lo interno en Cuba, sino que el 08 de mayo de 1967, intento invadir por la fuerza de las armas, más allá de la ideología, a Venezuela en Machurucuto.
La guerrilla según algunas fuentes tenía entrenamiento paramilitar en Cuba y su principal misión era entrenar a la guerrilla de los Andes Venezolanos para derrocar al presidente Raúl Leoni.
Allí participo el ex diputado del PSUV Fernando Soto Rojas. Esto contradice la historia que nos han querido hacer creer que el eterno invasor siempre ha sido el imperio Estadounidense. Además, Castro trato de insertar también el comunismo en Chile con Salvador Allende, quien tenía como secretario de la Dirección Nacional de Abastecimiento y Comercialización (DINAC), a Alberto Bachelet, padre de Michelle Bachelet, quien tuvo que dirigir las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios (JAP), como comité de racionamiento muy parecidas a los llamados CLAP, pero este gobierno populista y sin contar como Cuba con el apoyo de la Unión Soviética, fue derrocado por Augusto Pinochet.
“La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas”.
Esta frase (al final) es clave cuando se analiza porque un régimen totalitario se fortalece en el poder, pues muchas veces es por la misma complicidad de algunos mal llamados opositores (que a veces se oponen hasta para que el régimen se acabe), los cuales no solo comulgan con el opresor sino que otras veces ganan espacios políticos gracias al rechazo que tiene el régimen.
Estos además se les ofrecen como salvavidas con tal de obtener un ápice de poder o simplemente porque les liberen alguno de sus secuestrados políticos.
Opinión al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Lunes 21 de Enero de 2019. Página 2.
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