La
Concepción es el
momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica
procedente de los padres. Por tanto, la concepción es el momento en que
comienza la vida humana. Ahora bien, cuando hablamos del dogma de la Inmaculada
Concepción no nos referimos a la concepción de Jesús quién, claro está, también
fue concebido sin pecado. El dogma declara que María quedó preservada de toda
carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su
madre Santa Ana, y la voz del Arcángel Gabriel le anunció: "Alégrate, llena de gracia, el señor está
contigo" Lc 1:28.
Las palabras en español
"Llena de gracia" no hace justicia al texto griego original que es
"kecharitomene" y
significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en
unión con Dios. Aunque este pasaje no "prueba" la Inmaculada
Concepción de María ciertamente lo sugiere.
La Biblia no menciona
explícitamente el dogma de la Inmaculada Concepción, como tampoco menciona
explícitamente muchas otras doctrinas que la Iglesia recibió de los Apóstoles.
La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia. Pero la
Inmaculada Concepción se deduce de la Biblia cuando ésta se interpreta
correctamente a la luz de la Tradición Apostólica.
El primer pasaje que contiene la
promesa de la redención (Gn 3:15)
menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-evangelium,
donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la Mujer. Cristo, la
semilla de la mujer (María) aplastará la cabeza de la serpiente. Ella será
exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por el pecado.
Solo el hecho de que María se mantuvo en estado de gracia puede explicar que
continúe la enemistad entre ella y la serpiente. El Proto-evangelium, por lo
tanto, contiene una promesa directa de que vendrá un redentor. Junto a Él
se manifestará su obra maestra: La preservación perfecta de todo pecado de su
Madre Virginal.
Además,
el Apocalipsis narra sobre la «mujer vestida de
sol» (Ap 12:1). Ella representa la santidad de la Iglesia, que se
realiza plenamente en la Santísima Virgen, en virtud de una gracia singular.
Ella es todo esplendor porque no hay en ella mancha alguna de pecado. Lleva el
reflejo del esplendor divino, y aparece como signo grandioso de la relación
esponsal de Dios con su pueblo. Madre de Dios y Madre nuestra, bendice a este
país y cúbrelo con tu manto.
Lectura al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Martes 08 de Diciembre de 2015. Página 6.
Lectura al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Martes 08 de Diciembre de 2015. Página 6.
No hay comentarios:
Publicar un comentario