Jesús fue obligado a cargar la cruz en
la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que
en arameo significa ‘lugar del cráneo’. Le ayudó a llevar la cruz un
hombre llamado Simón de Cirene. Le dieron de beber a Jesús vino con hiel.
Él probó pero no quiso tomarlo. Destaquemos que le clavan las muñecas y los
pies con clavos rudimentarios de no menos de 10 centímetros de largo,
perforando huesos y nervios. Jesús no aceptó la mezcla analgésica por lo que
una vez en la cruz, tras apoyar su cuerpo en unos pies atravesados por clavos,
el dolor sería espantoso.
Ese mismo dolor activaría la tendencia a
flexionar las rodillas y sostener el cuerpo con los clavos que atraviesan las
muñecas, lo cual también sería muy doloroso. En resumen: era imposible apoyar y
erguir el cuerpo, era imposible estar quieto, era imposible moverse. Con dolor extremo, extenuado del cansancio, desangrado, sin
probar líquido, con poca capacidad para respirar lo necesario, se añade la
asfixia. Mientras tanto los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz
sobre su cabeza pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de
su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos», que a menudo en pinturas se
abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, literalmente ‘Jesús de
Nazaret, Rey de los Judíos’). Fue crucificado entre dos ladrones.
Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó:
«Elí, Elí, lemá sabactani», que, según el Evangelio de Mateo y
el Evangelio de Marcos, en arameo significa: ‘Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?’. Las palabras finales de Jesús difieren
en los otros dos evangelios. También hay diferencia entre los evangelios
en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en
Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en
el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al
«discípulo a quien amaba» (según la tradición cristiana, sería el apóstol Juan,
aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre). Un seguidor de
Jesús, llamado José de Arimatea, solicitó a Pilato el cuerpo de Jesús la
misma tarde del viernes, y lo depositó envuelto en una sábana en un sepulcro
excavado en la roca.
GLORIOSA
RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
La resurrección es el acto de fe más
grande del Cristianismo, que no sucedió
con Buda o Mahoma, y según el Nuevo Testamento, ocurrió al tercer día de
que Jesús fuera crucificado, muerto y sepultado.
El momento preciso de la resurrección no se describe, ni aparece como
presenciado por nadie (ni siquiera por los soldados que custodiaban el lugar);
sí su consecuencia: las miróforas (tres Marías) encuentran la tumba
vacía (Y según Mateo, en medio de un estruendo causado por la llegada de
un ángel). Se mencionan varias apariciones de Jesús a María
Magdalena, a Tomás y a los discípulos de Emaús. Siglos más tardes, tras
el revuelo del Cristianismo causado por los discípulos, Constantino permitiría
la libertad de culto a los cristianos con el edicto de Milán del
año 313 y se convierte en la religión oficial del Imperio por edicto de
Teodosio en el año 380. Con el Código de Justiniano, Novela 77,
se establece ahora la pena de muerte para los blasfemos contumaces contra la
Religión Cristiana. Felicidades al grupo teatral Expresión Popular por 3
décadas del Viacrucis Viviente.
Opinión al Día
Opinión al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Lunes 06 de Abril de 2015. Página 6.
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