Se denomina pena de muerte a
aquella condena impuesta por el Estado como castigo por
un delito establecido en la legislación; la muerte de
criminales y disidentes políticos ha sido empleada por algunas sociedades en
un momento de su historia, tanto para castigar el crimen como para
suprimir la disidencia política.
En este sentido la pena de muerte de
Jesús fue solicitada por los sumos sacerdotes y ancianos a Pilato, ya que le
habían hallado culpable de blasfemia (Palabras o expresiones injuriosas contra
Dios o las personas o cosas sagradas), pero la pena capital sólo
podía ser aplicada por los romanos, cuyo Imperio cruel durante los primeros
siglos en los cuales gobernaron además de Octavio Augusto, los emperadores
de las dinastías Julio-Claudia, destacando además,
que durante la primera mitad del siglo I estuvo bajo el mandato
de Tiberio.
Sin embargo, Pilato envía a Jesús a
Herodes Antipas debido a un conflicto con la jurisdicción correspondiente a un
reo de Galilea. Al ser devuelto a sus manos, Pilato se declara incompetente
para resolver asuntos religiosos y declara no hallarle culpable.
Los líderes judíos entonces cambian la acusación
sobre Jesús a sedición, que según la biblia (Esd 4:19) es referida al
hecho de "incitar el desafecto hacia el Estado o la autoridad constituida
por medio de las palabras o escritos", lo cual hizo a través de la exposición
de discursos en donde se proclamaba ser “El Hijo de Dios”, el desarrollo
de organizaciones (Religión) y otras acciones (Milagros).
A pesar de no hallarlo culpable, Pilato
-sabiendo que era víspera de Pascuas- deja que el pueblo decida entre liberar a
un preso de nombre Barrabás o liberar a Jesús, en el primer acto
democrático, al menos escrito, en el cual se elije a un ladrón y asesino por un
hombre justo. El pueblo, que fue dirigido por los sumos sacerdotes, escoge la
liberación de Barrabás y la crucifixión de Jesús. Ante esa decisión
Pilato simbólicamente se lavó las manos para indicar que no quería ser parte de
la decisión tomada por la muchedumbre. Pilato dice «No soy responsable por la
sangre de este hombre». A lo que la multitud responde: «Que su sangre caiga
sobre nosotros y sobre nuestros descendientes». Se narra también que él ordena
la flagelación de Jesús antes de su ejecución, pero los evangelios discrepan en
cuanto a si esta medida fue tomada como un intento de sustitución de la
ejecución, o si era solo parte del proceso de la ejecución.
Debemos tener en
cuenta que Pilatos intentó romanizar Judea sin éxito, introduciendo
imágenes de culto al César, y trató de construir un acueducto con los fondos
del Templo. En tal sentido Jesús se subleva en contra del tributo al Cesar, motivado
a que esto no se traducía en mejoras para el pueblo, enfrentándose hasta a los
fariseos. Las desavenencias de Pilatos con el pueblo judío lo
llevaron a trasladar su centro de mando de Cesarea a Jerusalén para
controlar mejor las revueltas. Pilato se enfrentaba además a grupos extremistas
antiimperialistas entre los que se contaba el propio Barrabás, quien había
asesinado a un soldado romano. Jesús fue
azotado, lo vistieron con un manto purpura, le pusieron en la cabeza una corona
de espinas y una caña en su mano derecha y se burlaban de él diciendo: «Salve,
rey de los judíos», le escupieron y le pegaron con la caña.
Opinión al Día
Opinión al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Domingo 05 de Abril de 2015. Página 6.
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