Repícame
tamborero, la fiesta ya ha comenzado, el santo negro ha escapado con todos los
chimbangleros. (Bis). San Benito se escapó bien temprano de la Catedral,
chimbamglero donde van a tocar, la fiesta del santo negro empezó. San Benito,
suena tu tambor; chimbanglero, suenalo mejor. (Bis). Paroles
de la chanson. Gran Coquivacoa, Tamborera No 9. San Benito.
San Benito, Patrón de Palermo, también
conocido como el Moro, era hijo de negros esclavos manumisos. Nació
entre 1524 y 1525 en el pueblo siciliano de San
Fratello, y murió a finales del siglo XVI (1589) en la ciudad
de Palermo.
Su culto se extiende actualmente por las
comunidades de los descendientes de esclavos negros americanos. El culto a San Benito de Palermo se
realiza en muchas regiones de Venezuela, pero es quizás en el Estado
Zulia donde se lleve a cabo con mayor fervor, especialmente en el sur
del Lago de Maracaibo, donde alcance su máximo esplendor por la multitudinaria
participación del pueblo y la esmerada elaboración del ritual. Sus fiestas
patronales tienen su momento culminante los días 27 y 28 de diciembre, y
finalizan el 6 de enero.
Los Chimbángueles, expresión músico
teatral popular con que se ofrenda al santo negro, posiblemente sean una
síntesis producida en tierras venezolanas de antiguas culturas africanas de
diversas y desconocidas procedencias. Las culturas – Ewe Fon,
de Dahomey (Togo, Benin), Efik, y Efok (Nigeria) e Imbangala
(Angola), trasplantadas a esta región por el régimen esclavista, logran
ensamblar en este rito, colmado de música frenética y danza, una manifestación
auténtica que irradió la fuerza y la energía de esta tradición desde el sur
del Lago de Maracaibo a varios lugares de Venezuela.
Aunque en muchas partes de Venezuela aun
celebran las fiestas del santo negro, el 28 de diciembre no es un buen día para
tomarlo en serio, ya que puedes ser que formes parte de la larga fila de
víctimas del Día de los Inocentes. Tradición que exige “tomarle el pelo” a ese
amigo que no se caracteriza necesariamente por su astucia, jugándole alguna
broma pesada.
La festividad tiene un origen trágico y
religioso, y data de los tiempos de Jesús de Nazaret, cuando el Rey Herodes “El
Grande” ordenó asesinar a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén
(Judea) con el propósito de deshacerse del “Mesías”, según cuenta el Nuevo
Testamento. Debido a esta matanza, cada 28 de diciembre se empezó a conmemorar
el “Día de los Santos Inocentes” para honrar, de algún modo, el recuerdo de los
bebés fallecidos.
La Iglesia católica recuerda este
acontecimiento este día, aunque de acuerdo con el Evangelio de Mateo (2, 13-13), la matanza debió haber sucedido después
de la visita de los Magos al rey Herodes I el Grande (uno o dos días después
del 6 de enero), aunque también la fecha de la adoración de los Magos a Jesús
no tiene una fecha dada exactamente en las escrituras. Fue en la Edad Media
cuando esta fiesta se popularizó. El cristianismo, ya en ese entonces una
religión fortalecida en Europa, combinó esta tradición con el rito pagano de
“La fiesta de los locos”, celebrado en Francia. Ahora tanto en España como
Latinoamérica se acostumbra a hacerse bromas a los demás. En los países
anglosajones se celebra el primero de abril, el “Día de las bromas”.
Lectura al Día
Lectura al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Domingo 28 de Diciembre de 2014. Página 6.
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