La Ciudad de San Felipe debe su nombre a
su santo patrono, un Apóstol, quien fue, según diversos textos neotestamentarios (Evangelios, Hechos de los Apóstoles),
uno de los discípulos de Jesús, nacido en Betsaida (Galilea)
(Jn 1:44), junto al Lago de Genesaret, y muerto, según la tradición
apostólica, crucificado en Hierápolis (Turquía) o Cesarea de
Filipo.
Sin embargo, la historia cuenta que optaron
por bautizar la población con el nombre del Rey Felipe V, añadiéndole el
distintivo de “El Fuerte” para halagar al soberano, refiriéndose a su poderío. Esta
fue destruida en cuatro oportunidades, tres veces por los pobladores cercanos y
finalmente por el terremoto del 26 de marzo de 1812, el cual hizo grandes
estragos en la ciudad, de la cual quedo el parque Arqueológico San Felipe el
Fuerte que se encuentra en la avenida 2 (Av. 19 de abril) como mido testigo de
lo que fue una prospera ciudad con una exuberante vegetación que nos invita al
cuento y a la paz.
La excelsa ciudad de San Felipe tuvo su
origen en la pequeña población de Cerritos de Cocorote, que se formó a
finales del siglo XVII, gracias a las ricas plantaciones de cacao de la
zona. La pequeña población sufrió en principio la oposición de los cabildantes de
la Ciudad de Barquisimeto, de las cuales se cuentan destrucciones causadas
a pesar que esta se encontraba en esta jurisdicción territorial, hasta que
el 6 de noviembre de 1729, el Rey Felipe V dictó la
Real Cédula por la cual se le otorgó el título de ciudad, decisión que se
materializó con la instalación del Cabildo en el mes de mayo
de 1731.
Lectura al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Miércoles 09 de Noviembre de 2016. Página 2.
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