El
muro de Berlín, bautizado oficialmente como “Muro de Protección Antifascista”
por la República socialista Democrática Alemana o RDA, fue erigido el 13 de
agosto de 1961 por el bloque soviético presuntamente para proteger a su
población de supuestos elementos fascistas que pudieran conspirar para evitar
la voluntad popular de construir un estado socialista en Alemania del Este, ya que los socialista consideraron
como fascista a todas aquellas personas que se oponían a ese proyecto de
gobierno que emergía en ese momento, sobre todo en la entonces comunista Unión
Soviética.
El muro fue uno
de los símbolos más patentes de la denominada “Guerra Fría”, el conflicto no
declarado entre Estados
Unidos y la Unión Soviética, que dividió política y
económicamente a dos grandes bloques del mundo entero, los socialistas y los capitalistas.
Este muro se extendió a lo largo de 45 kilómetros, dividiendo a la ciudad de
Berlín en dos partes, además de 115 kilómetros que separaban a la parte
occidental de la ciudad del territorio de la RDA. Su pared medía más de cinco
metros de altura y estaba coronada por un tubo de 40 centímetros de diámetro
que impedía aún más la posibilidad de atravesarla. Además, existía la llamada
“franja de la muerte” o tierra de nadie, un área de aproximadamente dos metros
de anchura limitada por una verja de dos metros de altura que, en algunos
tramos, estaba minada y electrificada y se encontraba siempre vigilada por
soldados armados y perros adiestrados.
En la práctica
el muro, que comenzó a ser llamado “el muro de la vergüenza” por los propios
alemanes, dividió a Alemania en dos partes, separando a la RDA de la Republica Federal
Alemana o RFA, obligando a los alemanes que quedaron en la Alemania del Este a
vivir bajo un férreo y opresor sistema socialista, impidiéndoles de paso que
pudieran transitar libremente hacia Occidente, generando descontento en la
población. Hasta que el 9 de noviembre de 1989, casi
tres millones de alemanes del Este habían abandonado el Estado comunista para
refugiarse en la Republica Federal Alemana
o RFA, en general nadie huye hacia el sistema comunista. Esta huida masiva le
resultaba verdaderamente insoportable a los comunistas, ya que afectaba
gravemente a la estructura social y económica de la RDA por un doble motivo:
por la sangría demográfica que suponía y porque, en general, quienes
abandonaban el país eran los profesionales más calificados.
A finales de los 1980, el líder comunista de la
Alemania Oriental, Erich Honecker, se resistió a las reformas liberales del
líder soviético, Mikhail Gorbachov que siendo comunista actuaba con corte
imperial sobre esta región. Fue entonces cuando, la Alemania Oriental abrió sus
fronteras a la Alemania Occidental y los berlineses jubilosos se subieron
encima del muro y tomaron fragmentos como recuerdo. Pero fue hasta el 3 de
octubre de 1990 cuando se unieron oficialmente la Alemania Occidental y la
Oriental.
El historiador marxista británico Eric
Hobsbawm, en su libro de 1994, The age of extremes: The short
Twentieth century 1914-1991, dice que el siglo XX fue
«corto» (frente al «largo» XIX), y estuvo muy enmarcado entre el
estallido de la Primera
Guerra Mundial y
la desintegración
de la Unión Soviética, hecho éste último que según él ya había anticipado esa caída
del muro.
Lectura al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Martes 11 de Noviembre de 2014. Página 6.
Lectura al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Martes 11 de Noviembre de 2014. Página 6.
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