Primeramente recordemos que la advocación es
una fiesta o celebración religiosa de una figura, que en algunos
casos ha asumido una organización (por
ejemplo, parroquia u hospital) o que tiene un papel importante
en una religión; en términos generales las advocaciones tienen como fin servir
de identificador de un lugar, mensaje o característica específica a la hora de
rezar o recordar alguien o algo sagrado.
Las advocaciones se asocian casi siempre
con el cristianismo, y más específicamente con el catolicismo. La
mayoría de estos patronazgos lo son de santos, pero las hay también
de Jesús, del Espíritu Santo, de la Virgen María (las más
numerosas) y otros misterios religiosos. Esta puede cambiar, ya que si,
por ejemplo, una astilla de la Santa Cruz, fuera regalada o adquirida de
otra forma, se modificaría la advocación hacia la reliquia principal.
Debemos mencionar a Nuestra Señora del
Rosario o Virgen del Rosario que es
una advocación mariana venerada por la Iglesia católica,
que celebra el 7 de octubre la fiesta de la Bienaventurada
Virgen María del Santísimo Rosario.
Destaquemos que Santo Domingo de Guzmán afirmó que
la Virgen María se le apareció en 1208 en una capilla del monasterio
de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo
y que le dijo que lo predicara entre los hombres. Además, le ofreció diferentes
promesas referidas al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados
por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya
victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla
dedicada a esta advocación.
En el siglo XV, la devoción al
rosario había decaído. Alano de Rupe declaró que la Virgen se le
apareció y le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los
milagros llevados a cabo por el rosario; le recordó además las promesas que
siglos atrás había dado a Santo Domingo. En
el siglo XVI, San Pío V instauró su fecha el 7 de octubre,
aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, donde las fuerzas
cristianas derrotaron a los turcos que invadían Europa (atribuida a la Virgen),
denominándola Nuestra Señora de las Victorias; además, agregó a la letanía de
la Virgen el título de Auxilio de los Cristianos. Su sucesor, Gregorio
XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del
Rosario. A causa de la victoria en la batalla de Temesvár en 1716,
atribuida por Clemente XI a la imagen, el papa ordenó que su fiesta
se celebrase por la Iglesia universal. León XIII, cuya devoción por esta
advocación hizo que fuera apodado el Papa del Rosario, escribió unas
encíclicas referentes al rosario, consagró el mes de octubre al
rosario e incluyó el título de Reina de Santísimo Rosario en la letanía de la
Virgen.
Como anécdotas, tanto la Virgen de
Lourdes en su aparición de 1858 como la
de Fátima en 1917 pidieron a sus videntes que rezasen el
rosario. Gran parte de los papas del siglo XX fueron muy devotos de
esta advocación, y Juan Pablo II manifestó en 1978 que el
rosario era su oración preferida. Es patrona de
las batallas, así como de multitud de ciudades y localidades repartidas por
todo el mundo. El rosario (del latín rosarium «rosal»)
es un rezo tradicional católico que conmemora los veinte «misterios»
de la vida de Jesucristo y de la Virgen María.
Lectura al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Miércoles 08 de Octubre de 2014. Página 6.
No hay comentarios:
Publicar un comentario