Un jueves de vigilia en la noche del 24 de julio de 1783, nació en la mansión familiar de la plaza de San Jacinto, a cinco cuadras de la catedral, en la ciudad de Santiago de León de Caracas, un niño que llevo por nombre Simón.
Su padre era don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, quien ejerció grandes cargos políticos y militares en todo el territorio y su madre fue doña María de la Concepción Palacios y Blanco, quien era descendiente de Francisco Infante, uno de los que acompañaron a Diego Losada en la fundación de Caracas.
Los dos pertenecían al estamento noble de Venezuela, con tradiciones de burgueses, con riqueza, bienestar y preeminencia social, siendo dueños de las minas de cobre de Cocorote, del señorío de Aroa, de la hacienda de añil en el valle de Suata, de los hatos de ganado del Totumo y Limón en los Llanos y de la propia casona donde nació Simón. Al enviudar, la madre adquiere una hacienda de cacao en Tacarigua, otra en Guacarapa y una finca en Chacao.
Con dispensa del obispo, el niño fue bautizado en su casa natal por su tío el padre Jerez, con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad (a los nombres de antepasados se sumó el de la Trinidad, la advocación de su capilla en la catedral). Su ama de cría fue la esclava negra Hipólita de la hacienda de San Mateo, al lado de ella estaba también la negra Matea, aya o niñera, apenas diez años mayor que él, para atenderle y compartir sus juegos.
Con el capuchino Francisco de Andújar cursó matemáticas, física y topografía y Guillermo Pelgrón docente de la Escuela Pública de Caracas le enseñó latinidad. El tío Carlos le enseño las nociones fundamentales de escritura, lectura, aritmética e historia, proporcionándole preceptores excepcionales.
Además, Don Andrés Bello, apenas dos años mayor que él, le enseñó las primeras letras, aunque no logró adelantos en ortografía y Simón Rodríguez, mas popularmente conocido como Simón Robinson, fue el revolucionario preceptor que practicaba apasionadamente las ideas pedagógicas del Emilio de Rousseau, e influyo en él las ideas de Libertad, y él siendo una persona libre de cualquier pensamiento pudo dársela a la patria hasta morir pobre exiliado, y no como muchos que en su nombre pasan de ser pobres o unos simples asalariados, a ser nuevos millonarios, apoderándose de las riquezas del pueblo en nombre de una revolución que genera es hambre y miseria en la ciudadanía.
Próceres al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Miércoles 24 de Julio de 2019. Página 2.