En el año de 1770 un venezolano que
había estado viviendo en España hizo un juramento como miembro de una cofradía
religiosa, el cual consistía en servir a Dios a través de la enseñanza de
la música, lo cual era uno de los pedimentos a sus miembros que hacía el
Oratorio San Felipe Nery.
Ese venezolano era Pedro Palacios y Sojo
o “El Padre Sojo”, tío de Simón Bolívar, quien regresó armado de partituras y
grandes deseos de libertad, fundando la
Escuela de Música de Caracas, logrando reunir a los mejores músicos de la
ciudad, entre ellos a Juan José Landaeta y Lino Gallardo.
Años más tarde, cuando comienza a
gestarse la idea de la independencia, estos jóvenes van a componer lo que se
llamó las canciones patrióticas. Una de ellas la toman de un poema de Vicente Salias, quien era además médico y
miembro de la Sociedad Patriótica, componiéndole la música a la canción que llego profundamente
al corazón de los jóvenes estudiantes.
Esta continuó siendo cantada con el
mismo fervor después de terminadas las guerras de la independencia americana y tal
fue su arraigo que en el año 1881, el Presidente la República, Antonio Guzmán
Blanco, la convierte en el Himno Nacional, mediante decreto expedido
en Caracas el 25 de mayo, sin mencionar autor de la letra ni de
la música, por eso especulan que fueran Andrés Bello y Lino Gallardo,
respectivamente.
En fin, tenemos un solo himno y cantar otro con mucho fervor
es ser verdaderos apátridas.
Historia al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Jueves 26 de Mayo de 2017. Página 2.
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