Es una ideología y un movimiento político que surgió en
la Europa de entreguerras entre los años 1918 y 1939, creado por el dictador Italiano Benito Mussolini en
la «revolución fascista» del año 1922.
El término proviene del italiano fascio (Significa haz, manojo),
y éste a su vez del latín fasces (Plural de fascis).
En Roma tradicionalmente, significa poder por
el haz de varas, es decir: "La unión hace la fuerza", puesto que es
más fácil quebrar una vara sola que quebrar un haz. La Alemania del III Reich de Adolf
Hitler en el año de 1933 lo lleva
a sus últimas consecuencias añadiendo un importante componente racista
en el nacional-socialismo y, cerrando el
ciclo tenemos la España
Nacional de Francisco
Franco que se prolonga mucho más tiempo y evoluciona fuera del
periodo de 1936 a 1975.
EL
PROYECTO POLÍTICO DEL FASCISMO: CARACTERÍSTICAS.
Esta ideología política está fundamentada en un proyecto de unidad monolítica denominado
corporativismo, por ello exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase;
suprime la discrepancia política en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio del centralismo; y propone como ideal la
construcción de una utópica sociedad
perfecta, denominada cuerpo social,
formado por cuerpos intermedios y sus representantes unificados por el gobierno central, además que este designaba
para representar a la sociedad. Para ello el fascismo inculcaba la obediencia de las masas (idealizadas como protagonistas del
régimen) para formar una sola entidad u órgano socio espiritual indivisible y
utiliza hábilmente los nuevos medios
de comunicación y el carisma de un líder dictatorial en el que se concentra todo el poder con el propósito de conducir toda la
nación.
Su base intelectual plantea la sumisión de la razón a la voluntad y la acción, aplicando un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas o revanchistas que conducen a la violencia, ya sea de las masas adoctrinadas o de las corporaciones de seguridad del régimen contra los que el Estado define como enemigos por medio de un eficaz aparato de propaganda, aunado a un componente social interclasista, y una negación a ubicarse en el espectro político (izquierdas o derechas), planteando un gran radicalismo.
El fascismo se caracteriza por su
método de análisis o estrategia de difusión de juzgar sistemáticamente a la
gente no por su responsabilidad personal sino por la pertenencia a un grupo (ideológico).
Aprovecha demagógicamente los sentimientos de miedo y frustración
colectiva para exacerbarlos mediante la violencia,
la represión y la propaganda, y los desplaza contra un enemigo común
(real o imaginario, interior o exterior), que actúa de chivo expiatorio frente al que volcar toda la
agresividad de manera irreflexiva, logrando la unidad y adhesión (voluntaria o
por la fuerza) de la población.
La desinformación, la manipulación del sistema educativo y un gran número de mecanismos de
encuadramiento social, vician y desvirtúan la voluntad
general hasta desarrollar
materialmente una oclocracia, es decir, un
gobierno de la
muchedumbre, de masa o gentío que es un agente de producción biopolítica que a la hora de abordar asuntos políticos presenta una voluntad viciada, evicciosa, confusa, injuiciosa o irracional, por lo que carece de
capacidad de autogobierno y por ende no conserva los requisitos necesarios para ser
considerada como «pueblo».
Esta oclocracia
se constituye esencialmente en una fuente esencial del carisma de liderazgo y
en consecuencia, en una fuente principal de la legitimidad del caudillo.
Lectura al Día
Publicado en el Yaracuy al Día el Lunes 22 de Julio de 2013. Página 6.
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