Uno de los acontecimientos más atroces que puede
realizar un hombre en la historia de los seres humanos, lo cometió la
administración del presidente de los Estados Unidos Harry Truman (trigésimo
tercer presidente de los Estados Unidos desde el 12 de abril de 1945 hasta 1953,
fue el tercer vicepresidente de la administración de Franklin D. Roosevelt y el
trigésimo cuarto vicepresidente de los Estados Unidos, además desempeñó el
cargo de oficial de artillería, convirtiéndose en el único presidente que
combatió en la Primera Guerra Mundial).
Estos hechos tan atroces lo constituyen los bombardeos atómicos contra el Imperio
de Japón tanto en Hiroshima como en Nagasaki, y hasta la fecha estos
bombardeos son gracias a Dios los únicos ataques nucleares de la historia y puso
el punto final a la Segunda Guerra Mundial.
Tiempo después Truman reconoció al Estado de Israel ignorando las declaraciones de Secretario
de Estado, George Marshall, que temía que esto pudiera dañar las relaciones con
los estados árabes y lo hizo el 14 de mayo de 1948, once minutos después de que
se independizase como nación y escribió:
Hitler ha estado asesinando judíos de izquierda a derecha. Lo vi, y aún
sueño en ello hoy en día. Los judíos necesitan un lugar donde puedan ir. Es mi
responsabilidad que el gobierno estadounidense no permanezca de brazos cruzados
mientras que a las víctimas de la locura de Hitler no se les permita construir
una nueva vida.
Después de seis meses de intenso bombardeo de
otras 67 ciudades, el arma nuclear Little Boy fue soltada
sobre una
ciudad de cierta importancia industrial y militar llamada Hiroshima, a las 08:15 horas del lunes 6 de agosto de 1945. Y alcanzó en
55 segundos la altura determinada para su explosión, aproximadamente 600 metros
sobre la ciudad.
Debido a vientos laterales falló el blanco principal, el puente Aioi, por
casi 244 metros, detonando justo encima de la Clínica quirúrgica de Shima. La
detonación creó una explosión equivalente a 13 kilotones de TNT, a pesar de que
el arma con U-235 se consideraba muy ineficiente pues sólo se fisionaba el
1.38% de su material. Se estima que instantáneamente la temperatura se elevó a
más de un millón de grados centígrados, lo que incendió el aire circundante,
creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro aproximadamente. En menos
de un segundo la bola se expandió a 274 metros y se sintió hasta 59 kilómetros de distancia.
Luego ocurre la detonación de la bomba Fat
Man el jueves 9 de agosto a las 11:01 sobre uno de los
puertos más grandes en la parte sur de Japón, considerada de gran importancia
durante la guerra por su gran actividad industrial, incluyendo la producción de
artillería, barcos, equipo militar, así como otros materiales de guerra, y es Nagasaki. Cuarenta y tres segundos después la bomba hizo explosión a
469 metros de altura sobre la ciudad y a casi 3 kilómetros de distancia del
hipocentro planeado originalmente. La explosión se confinó al Valle Urakami y
la mayor parte de la ciudad fue protegida por las colinas cercanas. Esta tuvo
una detonación equivalente a 22 kilotones y generó una temperatura estimada de 3.900
grados Celsius y vientos de 1.005 km/h. El radio total de destrucción fue de
1,6 kilómetros y se extendieron incendios en la parte norte de la ciudad hasta
una distancia de 3,2 kilómetros del hipocentro.
A diferencia de Hiroshima, en Nagasaki no tuvo lugar la «lluvia negra» y
aunque sus efectos fueron más devastadores en el área inmediata del hipocentro,
la topografía del lugar evitó que el radio de destrucción fuera mayor.
Seis días después de esta detonación, el 15 de
agosto, Japon
anunció su rendición incondicional frente a los «Aliados», haciéndose formal el
2 de septiembre con la firma del acta de capitulación.
Se estima que hacia finales de 1945, las bombas
habían matado a 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, aunque sólo
la mitad había fallecido los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15
al 20% murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por
radiación.
Desde entonces, algunas otras personas han
fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos cánceres (334
observados) atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas.
En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles que no
tenían nada que ver con los enfrentamientos que muchas veces los gobiernos por
su mala administración buscan con el único fin de cumplir sus oscuros deseos de
creerse invencibles en contra de los imperios, cuando muchas veces el mayor de
los imperios los tienen en su propia patria y tienen que librarlos contra el
imperio del hambre, la desigualdad social, la injusticia, la inseguridad y
hasta de la corrupción.
"No sé con qué armas se
librará la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta Guerra Mundial usarán
palos y piedras".
Albert Einstein
Publicado en el Yaracuy al Día el Lunes 13 de Agosto de 2012. Página 6.
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